viernes, 18 de octubre de 2013

Efectos de la menopausia sobre el aparato urinario


Hoy viernes 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Menopausia.
La menopausia tiene su origen en el agotamiento de la capacidad funcional del ovario, y por lo tanto, en el cese de su funcionamiento cíclico, con la consiguiente desaparición de la ovulación y el fin de la etapa reproductiva de la mujer. A partir de este momento, la mujer entra en su etapa de climaterio y se producen cambios en su organismo debidos al fallo de la secreción hormonal por parte del ovario, con una la síntesis deficiente de estrógenos. De este hecho, se derivaran diferentes síntomas, algunos de ellos de aparición casi inmediata como la  labilidad emocional, la sudoración, los sofocos, la irritabilidad, las palpitaciones, el nerviosismo y la tendencia a la obesidad, y otros a más largo plazo como los cambios en la musculatura, la piel y el aparato genitourinario, la  osteoporosis o el aumento del riesgo cardio-vascular.
Si bien los síntomas vaginales se asocian de forma consistente con la disminución de los estrógenos; la relación entre la sintomatología urinaria y el  bajo nivel estrogénico es más débil y existe mayor controversia.
El tracto urinario inferior y genital femenino tienen un origen embriológico común, lo que hace que ambas estructuras sean sensibles a la acción de las hormonas sexuales femeninas. Se sabe que existen receptores de estrógenos y progestágenos en la vagina, en la vejiga, en la uretra y en la musculatura del suelo pélvico. Por lo que, el descenso de los niveles de estrógenos en sangre incide en dichas estructuras. No obstante, la mayor parte de estos cambios pasan inadvertidos para la mujer y en la mayoría sólo son perceptibles los síntomas que afectan a la vulva y la uretra.

Las infecciones urinarias aumentan claramente su prevalencia con la edad. Su origen  está relacionado con alteraciones de la flora bacteriana vaginal que son secundarias al incremento del pH  de la vagina que  tiene lugar con la menopausia; la vagina es colonizada por bacterias diferentes de las que  constituyen su flora habitual lo que probablemente aumenta la susceptibilidad de la mujer a padecer infecciones urinarias: uretritis, cistitis... Esta demostrado que el aporte de estrógenos tópicos vaginales en este colectivo de población, reduce la frecuencia de esas infecciones.
Los síndromes de urgencia-frecuencia miccional se relacionan directamente con la atrofia urogenital secundaria a la disminución de la producción estrogénica. Clínicamente, las pacientes manifiestan una una necesidad urgente e imperiosa de orinar llegando en ocasiones a la incontinencia de urgencia. También se ha comprobado que mejora notablemente cuando se instaura un tratamiento con estrógenos.
La incontinencia urinaria aumenta su prevalencia con la edad. Se sabe que los factores de riesgo principales que influyen en la incontinencia urinaria de esfuerzo son la edad, la debilidad de la musculatura, los embarazos, los partos y la obesidad. Esta relación con la caída de los estrógenos no está del todo clara, pero los defensores de esta teoría alegan que el hipoestrogenismo hace que todo el sistema de presiones de la vía urinaria caiga, lo cual se suma a la degradación progresiva de la uretra y la vejiga, y favorece así la aparición de incontinencia de esfuerzo. En la mayoría de las mujeres de esta edad, ésta se suma a la incontinencia de urgencia ya descrita anteriormente, lo cual empeora notablemente su calidad de vida.

Otro problema urinario que se puede presentar en la mujer postmenopausica, es la retención urinaria. Se cree que el descenso de los estrógenos puede producir una debilidad del músculo detrusor de la vejiga lo que dificulta el vaciado de la misma y hace que progresivamente sea mayor el volumen de orina postmiccional. A veces esto se manifiesta de forma aguda como la imposibilidad para orinar, pero en otras ocasiones esto se vuelve un proceso crónico y la paciente lo manifiesta clínicamente como pesadez suprapúbica, pérdidas de orina (por rebosamiento), sensación de vaciamiento incompleto e infecciones urinarias.
Estas son las principales consecuencias de la menopausia sobre el aparato urinario  femenino. En ocasiones, el suplemento estrogénico oral o vaginal puede ser beneficioso para tratar o mejorar algunos síntomas. Pero sobretodo, el consultarlos con su urólogo va a resultar beneficioso.